Inmigrante – Reinventando el bodegón

El otro día visitamos Inmigrante, un nuevo lugar que propone renovar las recetas que llegaron desde otros continentes con la inmigración, y darle una vuelta de rosca muy interesante. En este posteo te contamos más de que se trata  y esperamos que te tientes y vayan porque realmente lo vale.

Inmigrante se encuentra ubicado en palermo, más precisamente en cabrera 4667, por lo visto en una casona renovada con un estilo industrial.
Ya cuando ingresamos, nos encontramos con su bodega, de la cual uno puede elegir beber y son seleccionados por su chef Leandro Di Mare.

Apenas te sentas, te ofrecen agua, invitación de la casa. Se que suena raro mencionar este dato pero en Argentina es raro que te la inviten, ya que me parece que debería serlo en todos lados, pero bue, es negocio vender supongo.

Arrancamos con unos aperitivos, Amargo obrero y campari con naranja y para ir picando nos trajeron un pan de cerveza con una salsa de ajíes que estaba muy buena.

De entrada pedimos: Chinchulines, rúcula, ajo y queso parmesano.
Hermoso todo, los chinchulines una textura increíble perfecta la cocción y muy copado el resultado de estos ingredientes en una “ensalada”.

De beber optamos por cerveza artesanal Antilope. Pedimos una roja y otra stout, esta última una locura, con un dejo de caramelo super rica!.
También tienen la opción de pedir vino por copa

Hablemos de lo importante: Tom se pidió Matambre de cerdo: a la parrilla, gremolata de limón, batata y manzana al caramelo, puerro quemado y pencas de acelga al escabeche. Un plato bastante copado por las diferentes texturas, la carne al punto justo con la grasita crocante pero la carne super tierna y el toque agridulce que siempre le hace bien al cerdo.

Yo, Efe, opté por los noquis rellenos: de ricota casera  y hongos de pino, sofrito de tomate con osobuco, almendras y parmesano, que estaban increíbles, de solo pensarlo me babeo. El plato es abundante.

En inmigrante se cierra la noche con su increíble flan de 20 yemas, SI, 20 YEMAS, con dulce de leche, crema montada y caramelo de garrapiñada de maní.
Sumamente riquísimo, estoy enamorada, se los recomiendo.

Tom prefirió pedir el profiterol: masa bomba rellena con crema pastelera y chocolate.

Literalmente una BOMBA!

El ambiente es agradable para ir con tu pareja o amigos, no es muy ruidoso. Muy buena la atención, aceptan tarjetas de crédito Visa.
Tiene dos mesas de estilo comunal para ir con grupos grandes, es recomendable siempre llamar para reservar sobre todo si quieren una de estas mesas grandes.